Algunas veces, emitir juicios acerca de lo que otros hacen y dicen resulta útil y necesario. La mayoría de las veces, sin embargo, puede ser una pérdida de tiempo y energía.
De hecho, uno de los mayores obstáculos para escuchar de manera efectiva está dado por el hábito de emitir, continua y apresuradamente, juicios acerca de lo que se está diciendo. Cuando la mente está tan preocupada por juzgar y criticar, no le queda espacio para aprender y comprender.
Diferentes personas encaran la vida de manera diferente y tienen opiniones diferentes. En esa diversidad hay un valor enorme.
Pero si te apresuras demasiado a emitir juicios, puedes perderte mucho de ese valor. Si te concentras demasiado en demostrar cuán sensato eres o que tienes la razón, dejas pasar la oportunidad de incorporar verdadera sabiduría.
Claro que ejercitar un sano juicio para evitar ser lastimado por los demás, o que se aprovechen de ti, es coherente y acertado. Recuerda, sin embargo, equilibrar ese juicio con comprensión y aceptación.
Relaja tu enjuiciamiento y aumentarás tu conocimiento. Cuanto más a menudo practiques una sana aceptación, más sabiduría y comprensión alcanzarás.