Caminemos por fe y no por lo que vemos

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A veces las cosas no marchan como queremos y atravesamos un desierto que parece no tener final.

Nuestros ojos no ven la luz del día y el cielo parece opaco, pero, aun así, abramos nuestros ojos espirituales, y creamos que Dios está con nosotros y que no nos ha dejado, que Él tiene el control de nuestras vidas y no nos desamparará.

Caminemos, aun en el desierto que pronto llegaremos al destino final.

Caminemos por fe y no por lo que vemos.

Aunque la higuera no florezca,
Ni en las vides haya frutos,
Aunque falte el producto del olivo,
Y los labrados no den mantenimiento,
Y las ovejas sean quitadas de la majada,
Y no haya vacas en los corrales;

Con todo, yo me alegraré en Jehová,
Y me gozaré en el Dios de mi salvación.

Jehová el Señor es mi fortaleza,
El cual hace mis pies como de ciervas,
Y en mis alturas me hace andar.

Habacuc 3:17-19