"Un pequeño detalle puede convertirse en una bendición grande"
Por: Kanelita Miel
Un día de estos decidí traer al trabajo algo de lo que había cocinado una noche anterior. Era un poco de arroz y una porción pequeña de pechuga de pollo, justo la medida de lo que necesitaba para almorzar. Cuando calenté mi comida el olor se expandió e hizo provocar a mi jefe quien es un hombre con mucho dinero. El me pregunto si esa comida era mía, le respondí que si. Me di cuenta que el solo tenía una rebanada de trigo y un plátano para comer. No me pidió que le diera de mi comida, pero en su expresión pude notar las ganas que tenía de comer de mi comida. Cualquiera pensaría que no era necesario compartir con alguien con tanto dinero, podrían haber dicho “que vaya y se compre”, pero mi reacción fue todo lo contrario. Tenía que ser Dios hablándome a que compartiera de lo que había traído para mi almuerzo. No era mucho solo era lo justo para una persona. Aquella voz interior no dejaba de inquietarme y termine por llevarle a mi jefe un platito pequeño con la mitad del pollo y dos cucharadas de arroz. Aquel hombre me miro asombrado y me dio las gracias. Me sentí tan contenta de verlo saborear mi comida. Aunque no me agradezca devolviéndome el gesto, la palabra de Dios me dice que debo hacer las cosas de corazón como para Dios.
Colosenses 3:23-24: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.”
Hoy quiero reconocer a las personas que hacen tanto por los demás sin esperar nada a cambio. A esas personas que, con sus detalles, y sus gestos de amabilidad nos alegran la vida. Es lindo tener detalles con las personas que queremos, pero es una bendición enorme cuando lo hacemos con otras personas que talvez no nos devuelvan el gesto.
Dios se agrada de cada una de estas obras. Aunque sabemos que la salvación no es por obras para que nadie se jacte (Efesios 2:9), aun así, El Señor ve todo y se complace al grado de conmoverlo y provocar que derrame sobre ti una bendición. Sigamos haciendo bendiciendo a otros, aun con pequeños gestos, con pequeños detalles, a su tiempo tu veras el fruto de tu siembra. Aunque no esperes nada a cambio y lo digas que lo haces de corazón, sin duda recibirás la bendición de Dios en el momento de tu necesidad.
Cuando nosotros somos de bendición a otros, Dios tomará cuidado de nuestras necesidades. Dios promete que Él se encargará de nuestras necesidades. No hay nada que Dios no hará a favor de aquel que ayuda a otros. De hecho, Dios garantiza esta bendición.
Hebreos 13:16
Y no os olvidéis de hacer el bien y de la ayuda mutua, porque de tales sacrificios se agrada Dios.
Gálatas 6:9-10
Y no nos cansemos de hacer el bien, pues a su tiempo, si no nos cansamos, segaremos. Así que entonces, hagamos bien a todos según tengamos oportunidad, y especialmente a los de la familia de la fe.
1 Pedro 3:8-9
En conclusión, sed todos de un mismo sentir, compasivos, fraternales, misericordiosos y de espíritu humilde; no devolviendo mal por mal, o insulto por insulto, sino más bien bendiciendo, porque fuisteis llamados con el propósito de heredar bendición.
Con cariño y respeto de:
Kanelita Miel
http://www.KANELITAMIEL.com