“porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas” (2 Corintios 10:4)

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Cuando un soldado se prepara para la guerra es sometido bajo un riguroso entrenamiento para enfrentarse con éxito, no solo al enemigo sino también a las adversidades y rigores propios de la naturaleza. Parte de esta intensa preparación consiste en aprender a usar sus armas para darle un uso adecuado y efectivo durante el fragor de la batalla. Disponer de armas y no saber usarlas debidamente lo pondría en el mismo lugar de indefensión del que no las posee.

En el campo espiritual, tenemos que ser conscientes que formamos parte de una guerra que no nos permite la posibilidad de quedarnos en una posición neutral, ya estamos en ella y por lo tanto nuestra tarea es decidirnos a tomar las armas. La Biblia nos dice que tenemos un enemigo que no descansa y que como león rugiente anda buscando a quien devorar, (1 Pedro 5:8). Por lo tanto no podemos tener una actitud pasiva, sino que es necesario decidirnos a tomar las armas que el Señor nos dio.

El apóstol Pablo claramente nos describe cual es el equipo del que disponemos para la batalla y nos anima a vestirnos con la armadura de Dios de manera que podamos salir victoriosos. “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;” (Efesios 6:13-18).

Hay situaciones en la vida donde sentimos claramente el ataque del enemigo, las circunstancias parecen acorralarnos, nos sentimos en medio de una batalla y hasta sin fuerzas para continuar, lo cual pudiera hacernos pensar que no tiene sentido seguir luchando. Si esta es tu situación, te animo a que sigas los consejos del apóstol Pablo y que comiences a vestirte de la armadura de Dios, levanta la espada del Espíritu que es la Palabra de Dios, activa tu fe reconociendo que Dios está al control de todo proceso y ora en todo tiempo con perseverancia. Dios quiere darte la victoria, reconoce que mayor es el que está en ti que el que está en el mundo. (1 Juan 4:4).

Pasamos momentos en nuestra vida donde sentimos que ya no podemos escalar….

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Pasamos momentos en nuestra vida donde sentimos que ya no podemos escalar un peldaño más, que simplemente ya no podemos más, es entonces dónde podemos pedirle a Dios que su poder actué en nosotros y que su gloria se perfeccione en nuestras vidas.

“Cada vez Él me dijo: «Mi gracia es todo lo que necesitas; mi poder actúa mejor en la debilidad»…” 2 Corintios 12:9

“Qué preciosos son tus pensamientos acerca de mí, oh Dios. ¡No se pueden enumerar! Ni siquiera puedo contarlos; ¡suman más que los granos de la arena! Y cuando despierto, ¡todavía estás conmigo!” Salmos 139:17-18

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Aunque la vida te haya golpeado fuerte y haya hecho que pierdas la fe en ti mismo, recuerda estas palabras “Los pensamientos de Dios no solo son perfectos, sino que son hermosos”, no solo lo bueno está planeado para ti sino también lo bonito, cree en esta promesa y Dios te sorprenderá.

Lo importante que son las palabras. Proverbios 17:28 «Aun el necio, cuando calla, es contado por sabio; El que cierra sus labios es entendido.»

Pensemos antes de hablar porque podriamos ofender, herir sentimientos, faltar el respeto, y todo esto tiene consecuencias. Ya sea que te pase los mismo o que le pase a los que quieres. La vida se encargará de darnos una leccion y aprenderemos de la manera menos esperada a cuidar las palabras que salen de nuestros labios.13882289_1078229572255887_5682415920344735327_n

Para decir la verdad no es necesario herir, ni mucho menos ofender. Recuerda siempre que las palabras son muy importantes pues tienen vida y poder.

Proverbios 26:4 «No respondas al necio de acuerdo con su necedad, para que no seas tú también como él.»

Proverbios 18:6 «Las palabras del necio provocan contiendas;
sus labios convocan a los golpes.»

Bendiciones~!

Kanelitamiel

 

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Como te ven, te tratan, y como te ves, ¡te pagan!

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Un estudio realizado durante trece años a más de 14 mil personas, dejó en claro que no solo como te ven te tratan, sino que como te ves, ¡te pagan!

Miuccia Bianchi Prada es una de las grandes diseñadoras de moda del mundo. Y no sólo diseña y es empresaria, sino que además tiene un doctorado en Ciencias políticas. Su patrimonio asciende a 2.7 mil millones de dólares. Esta mujer, de probadas habilidades empresariales, dijo alguna vez, «Lo que uses es la tarjeta de presentación ante el mundo, sobre todo hoy, cuando los contactos humanos son tan rápidos. La moda es el lenguaje instantáneo».

Traigo a colación a esta modista porque, según la Universidad de Chicago, nuestro guardarropa puede asegurarnos ganancias un veinte por ciento mayores, siempre y cuando lo usemos para proyectar una mejor imagen. Esto de acuerdo con el seguimiento que se hizo durante trece años a poco más de 14 mil hombres y mujeres desde el momento en que terminaron sus carreras y hasta que se desarrollaron en el ámbito profesional.

Según alegan quienes realizaron dicho estudio, las personas más atractivas (y esto no se refiere solamente a sus rasgos físicos, sino a la forma en que se visten) son consideradas más inteligentes, sanas y con mayores capacidades sociales que el resto. De allí que las oportunidades que reciban para prosperar en lo profesional sean también mejores que las de quienes no ponen cuidado en esos detalles.

¿Cómo vestirte para el éxito laboral?

Se elegante

El término «elegante» hace referencia a la ropa que, por lo general, es atemporal, aunque no es exclusivo de este estilo. Se caracteriza por ser apropiada, jamás enseña de más, ni luce desaliñada; sus colores son sobrios y reflejan autoridad y pulcritud. Tienen la particularidad de que nada más funcionan en la medida de que quien la use se comporte con educación y distinción.

Luce siempre pulcro

La pulcritud no es otra cosa más que la limpieza y el cuidado que se tiene con cualquier cosa, y esto puede ser nuestra imagen personal o incluso nuestro lugar de trabajo. Ninguna empresa se va a querer ver representada por alguien que no es aseado, porque la impresión que dan es que la persona y la empresa comparten las mismas carencias.

Ten un estilo propio

Tener claramente delineada la forma en que queremos que nos vean habla de una personalidad estable y segura, una persona que no tiene dudas sobre quién es. Los líderes, por lo general, comparten estas características, de allí que sea tan apreciado el ser fieles a un estilo. Grandes personalidades como Carolina Herrera (diseñadora de modas), Steve Jobs (cofundador y presidente de Apple Inc.) y Mark Zuckerberg (creador de la red social Facebook), son ejemplos de esto.

Buen gusto

El buen gusto es aquel que nos hace saber cuánto maquillaje o accesorios son demasiados, cuál es la diferencia entre ropa de oficina y aquella que es para nuestro tiempo libre, porque el buen gusto es el que habla de la conciencia que tenemos de nuestro cuerpo y también sobre el lugar en el cual nos encontramos.
Se piensa que esmerarnos por lucir bien nos hace superficiales, ya que lo importante son nuestras capacidades.

Y aunque comparto la idea de que una imagen sin contenido es un caparazón vacío, no debemos subestimar la psicología de los seres humanos, pues siempre vamos a acercarnos a quien tenga una apariencia de respeto a sí mismo, de profesionalismo y seguridad, y si no lo conocemos todo eso nos lo dirá el cómo luce.

Ahora te pregunto, ¿vas a seguir poniéndote lo primero que encuentres en el clóset?

Desconozco su autor

 

>>>Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.<<< Jeremias 29:11

 

El tiempo de Dios es verdaderamente el perfecto, ni antes ni después. El conoce nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro y sabe cuando bendecirnos, sabe cuando contestarnos, sabe cuando actuar. Mientras tanto, hay que saber esperar en El porque El sabe lo que hace y tiene un plan perfecto para cada uno de nosotros.

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Caminemos por fe y no por lo que vemos

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A veces las cosas no marchan como queremos y atravesamos un desierto que parece no tener final.

Nuestros ojos no ven la luz del día y el cielo parece opaco, pero, aun así, abramos nuestros ojos espirituales, y creamos que Dios está con nosotros y que no nos ha dejado, que Él tiene el control de nuestras vidas y no nos desamparará.

Caminemos, aun en el desierto que pronto llegaremos al destino final.

Caminemos por fe y no por lo que vemos.

Aunque la higuera no florezca,
Ni en las vides haya frutos,
Aunque falte el producto del olivo,
Y los labrados no den mantenimiento,
Y las ovejas sean quitadas de la majada,
Y no haya vacas en los corrales;

Con todo, yo me alegraré en Jehová,
Y me gozaré en el Dios de mi salvación.

Jehová el Señor es mi fortaleza,
El cual hace mis pies como de ciervas,
Y en mis alturas me hace andar.

Habacuc 3:17-19

Una Bella Reflexion

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Una mujer que se llevaba muy mal con su esposo sufrió un paro cardíaco. Casi a punto de morir, un ángel se presentó ante ella para decirle que, evaluando sus buenas acciones y sus errores no podría entrar al cielo; y le propuso permitirle estar en la tierra unos días más hasta lograr cumplir con las buenas acciones que le faltaban. La mujer aceptó el trato y se regresó otra vez en su hogar junto a su esposo. El hombre no le dirigía la palabra porque hacía tiempo que estaban peleados.
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Ella pensó:
– Me conviene hacer las paces con este hombre. Está durmiendo en el sofá, hace tiempo dejé de cocinarle. Él ahora está planchando su camisa para salir a trabajar, le daré una sorpresa.

Cuando el hombre salió de la casa, ella empezó a lavar y planchar toda la ropa de él. Preparó una rica comida, puso flores en la mesa con unos candelabros, y un cartel en el sofá que decía: “Creo que puedes estar más cómodo durmiendo en la cama que fue nuestra. Esa cama donde el amor concibió a nuestros hijos, donde tantas noches los abrazos cubrieron nuestros temores y sentimos la protección y la compañía del otro. Ese amor, aún con vida, nos espera en esa cama. Si puedes perdonar todos mis errores, allí nos encontraremos”.
Tu Esposa
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Cuando terminó de escribir el último renglón “Si puedes perdonar todos mis errores” pensó: ¿me he vuelto loca?, ¿yo voy a pedirle perdón cuando fue él quien empezó a venir enojado de la calle cuando lo echaron de la fábrica y no conseguía trabajo? Yo tenía que arreglarme con los pocos ahorros que teníamos haciendo malabares, y todavía tenía que soportar su ceño fruncido. Él empezó a tomar, aplastado en el sillón, exigiendo silencio a los niños que sólo querían jugar. Él empezó a gritarme cuando yo le decía que así no podíamos seguir, que yo necesitaba dinero para mis hijos. Él lo arruinó todo; y ¿ahora yo tengo que pedirle perdón?
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Enfurecida rompió la carta y escuchó la voz del ángel que decía:
– “Recuerda: algunas buenas acciones y alcanzarás el cielo, de lo contrario no podrás entrar”.
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La mujer pensó:

– ¿Valdrá la pena?, y rehízo la carta agregando aún más palabras cariñosas: “No supe comprender nada entonces, no supe ver tu preocupación al quedarte sin empleo, luego de tantos años con un salario seguro en esa fábrica. ¡Debiste haber sentido tanto miedo! Ahora recuerdo tus sueños de “cuando me jubile haremos”. Cuántas cosas querías hacer al jubilarte. Pude haberte impulsado a que las hicieras en lugar de obligarte a aceptar estar todo el día sentado en ese taxi.
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Ahora recuerdo aquella noche de locura cuando rompí esas cartas de amor que habías escrito para mí, y prendí fuego a todas las telas de los cuadros que pintabas. En ese momento me enfurecía verte allí, encerrado en ese cuarto gastando nuestro dinero en pomos de pintura para nada, o sentado en ese escritorio escribiendo tonterías para mí. Debí haberte impulsado a vender esos cuadros. Eran realmente hermosos. Estaba desesperada, yo también me sentía segura con el salario de la fábrica y no supe ver tu dolor, tu miedo, tu agonía.
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Por favor perdóname mi amor. Te prometo que de hoy en adelante, todo será diferente. Te amo.
Tu Esposa
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Cuando el marido regresó del trabajo, al abrir la puerta notó algo distinto; el olor a comida, las velas en la mesa, su música favorita sonando suavemente y la nota en el sofá. Cuando la mujer salió de la cocina con la fuente en la mano, lo encontró tirado en el sillón llorando como un niño. Dejó la fuente, corrió a abrazarlo y no necesitaron decirse nada, lloraron juntos, él la alzó en sus brazos y la llevó hasta la cama; hicieron el amor con la misma pasión del primer día. Luego comieron la exquisita comida que ella había preparado, rieron mucho mientras recordaban anécdotas graciosas de los niños haciendo travesuras en la casa.
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Él la ayudó a levantar la mesa como siempre lo hacía, y mientras ella lavaba los platos, vio por la ventana de la cocina que en el jardín estaba el ángel. Salió llorando y le dijo:
– Por favor ángel, intercede por mí. No quiero a este hombre sólo en este día. Necesito un tiempo más para poder impulsarlo con sus cuadros, y tratar de reconstruir esas cartas que sólo para mí y con tanto amor había escrito. Te prometo que en poco tiempo, él estará feliz, seguro; y ahí sí podré ir donde me lleves.
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El ángel le contestó:
– No tengo que llevarte a ningún lado, Mujer. Ya estás en el cielo, te lo has ganado. Recuerda el infierno donde has vivido y nunca olvides que el cielo siempre está al alcance de tu mano.
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La mujer oyó la voz de su marido que desde la cocina le gritaba:

– “Mi amor, hace frío, ven a acostarte, mañana será otro día”.
Sí -pensó ella-, gracias a Dios, mañana será otro día…
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Para meditarlo:
Usted, que reclama lo que no recibe, ¿ya pensó en lo que no da?

Usted, que se lamenta porque sufre, ¿ya pensó en cuánto hace sufrir?
Usted, que acusa a la ignorancia, ¿ya evaluó sus conocimientos?
Usted, que condena el error, ¿ya percibió cuánto erró?

Usted, que se dice amigo sincero, ¿ya se analizó con sinceridad?
Usted, que se queja de penurias, ¿ya vio cuánto posee más que los otros?
Usted, que critica el mundo, ¿ya hizo algo para mejorarlo?

Usted, que sueña con el cielo, ¿cuánto ha hecho para extinguir el infierno?
Usted, que se dice modesto, ¿se sentiría orgulloso de parecer humilde?

Usted, que condena el mal, ¿ha procurado difundir el bien?
Usted, que deplora la indiferencia, ¿ha sembrado el amor?

Usted, que se aflige con la pobreza, ¿ha usado bien sus riquezas?
Usted, a quien le duelen las espinas, ¿ha cultivado rosas?

Usted, que tanto lamenta las tinieblas, ¿ha esparcido luz?

Usted, que se ocupa de sí mismo, ¿se ha preocupado de los demás?
Usted, que se siente tan pequeñito, ¿ha procurado crecer?

Usted, que se queja de soledad, ¿ha brindado su compañía a un amigo?
Usted, que se asusta ante la enfermedad, ¿qué ha hecho por su salud?

Usted, que anhela la concordia, ¿ha combatido la discordia?

No nos engañemos a nosotros mismos. Santiago 1:22-23

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«Sean hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos. Porque si alguien es oidor de la palabra, y no hacedor, es semejante a un hombre que mira su rostro natural en un espejo» Santiago 1:22-23.

Cuando oímos una predicación de poder nos gozamos tanto y gritamos «Amen»

Escuchamos predicas que nos dan ánimos, que nos consuelan y nos edifican y esas predicas nos encantan escucharlas porque sabemos que Dios nos está hablando.
 
Cuando las predicas son de exhortación nos gozamos también y muchos no se gozan
porque Dios les esté exhortando sino porque el predicador está diciendo lo que nuestros oídos quieren oír para los demás.
 
Si la exhortación fuera para nosotros no nos gozaríamos tanto puesto que la palabra es viva y eficaz pero también es más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón según lo dice Hebreos 4:12.
 
La palabra de Dios es alimento, alimentémonos nosotros mismos antes de alimentar a otros, pues Dios se encargara de los demás. No nos preocupemos tanto por lo que otros hacen, que al final, Dios tiene recompensa para todos según nuestras obras. (Lea Romanos 2:6).
 
Nadie se siente cómodo cuando una espada de dos filos te penetra como espada de doble filo. Al contrario, DUELE, INCOMODA y hace que nos retorzamos en nuestro asiento.
Otros agachan el rostro para no hacer contacto visual con el predicador porque nuestros ojos son la lámpara de nuestro cuerpo. (Lea Mateo 6:22)
 
Es tiempo de ser responsables y tomar lo que nos corresponde. Demos gracias a Dios por la corrección, por su palabra, por esos predicadores que no temen decir la verdad dirigida por El Espíritu Santo.
 
Oremos: Padre, gracias por tu palabra. Gracias por consolarnos cuando estamos tristes, por edificarnos cuando lo necesitamos y por exhortarnos cuando necesitamos hacer un cambio en nuestra vida. Ayúdanos Espíritu Santo a poner en obra la palabra, no solo oírla, gozarme en la iglesia y salir igual de la iglesia, más bien ayúdanos a retenerla y practicarla.
 
Gracias Señor porque nos hablas a tiempo y fuera de tiempo para nuestro propio bien.
 
Bendiciones a todos, sigamos adelante viviendo un día a la vez.
 
Por: Emanuela Peccorini
“Kanelitamiel”

No olvidemos ningun beneficio de Dios

¿Qué es un beneficio? Es un bien que se recibe.  

Hemos recibido tanto de parte de Dios en la vida, su amor y misericordia que por cierto son nuevas cada mañana.

Las bendiciones recibidas generan un agradecimiento por Dios porque indignos somos, pero su gracia y su amor nos envuelven.

Cuando estamos pasando por pruebas nos olvidamos de lo que hemos recibido porque nuestro enfoque esta en lo que NO tenemos, en lo que nos hace falta, en lo que pedimos y no se nos has dado.  

Es justo en ese momento donde debemos bendecir a Dios. Creyendo que sus beneficios vienen ya en camino, porque no nos olvidamos de ninguno de ellos, porque si los recibimos antes de seguro Dios enviara nuevas bendiciones para nosotros sus hijos.

Dios es el mismo de ayer, de hoy y de siempre,
Alabemos al Señor en todo tiempo.
By. Emanuela Peccorini «Kanelita Miel»
Salmos 103:1-6

Bendice, alma mía, a Jehová,

Y bendiga todo mi ser su santo nombre.

Bendice, alma mía, a Jehová,

Y no olvides ninguno de sus beneficios.

El es quien perdona todas tus iniquidades,

El que sana todas tus dolencias;

El que rescata del hoyo tu vida,

El que te corona de favores y misericordias;

El que sacia de bien tu boca

De modo que te rejuvenezcas como el águila.

Jehová es el que hace justicia

Y derecho a todos los que padecen violencia.